"La pintura es mi terapia"

Mientras recorre el mundo con los Teens Angels, la joven estrella descubre su pasión por el arte que le permite "desconectarse de todo"

Lali Espósito tiene 20 años y es dueña de su vida. Trabaja en la tele desde los 10 y alcanzó la fama con ese éxito arrasador que fue "Casi ángeles". Llegó de la mano de Cris Morena y su primera ficción fue "Rincón de luz" en 1992. Pinta, según lo confiesa, para "desconectarse de todo". Su primera caja de pinturas y pinceles se la regaló su novio Benjamín Amadeo.

Los artistas suelen hablar de la magia del arte. Es decir, le otorgan a su actividad una cualidad que no tiene ninguna otra. Las historias de sus vidas muy a menudo demuestran que esa magia realmente existe. Para Lali Espósito esta es una verdad incuestionable. Ajena a todo lo que significara artes plásticas un día descubrió, sin que nada lo anunciara, que deseaba pintar. Sucedió hace dos años y hoy, además de actriz y cantante, es pintora.

SU TERAPIA

"¿Cómo empecé a pintar? -se pregunta-. Bueno...lo descubrí hace dos años. Volví a mi casa, había un toque de luz del día, y me dije: `Quiero pintar´. Primero empecé recortando revistas y haciendo collages. Después me dije `¿Y si lo hago en un cuadro?´. Me gusta pintar porque me desconecto de todo y eso está bueno. No voy al psicólogo. La pintura es mi terapia, junto a los rollers".

Para empezar, ya tiene su fan, galerista, curador, manager o como se lo quiera llamar. Y es, por supuesto, su novio Benja Amadeo, que para su cumpleaños le regaló su primera caja de pinturas y pinceles.

Frente a la tela en blanco, Lali dice: "Pintar es el aquí y ahora. Lo mismo que cantar y bailar, estás haciendo eso y no pensás en otra cosa. Cuando pinto dejo de escuchar el sonido que hay alrededor. Benja me apoya, me incentiva y me vio tan entusiasmada que para mi cumpleaños me regaló una caja de pinturas y pinceles con mis iniciales grabadas".

Mientras los cuadros se amontonan en su casa, convertida en un atelier, Lali sigue practicando el duro oficio de aprender a vivir. Lo más importante, más allá de su éxito, fue irse a vivir sola. A la hora de tomar la decisión más importante de su vida tuvo una ventaja: desde los 10 años, en que empezó a trabajar, tuvo su independencia económica, aunque no fuera consciente de su importancia.

"La experiencia de irme a vivir sola -confiesa- fue necesaria. No fue un gran deseo. Yo tengo una familia en la que todos somos muy amigos. Soy buena compañera de mi mamá, así que no es que me tenía que ir de casa porque me peleaba con mis padres, como le pasa a mis amigas. Tengo una relación madura y súper sincera con ellos. Me llevo muy bien con mis hermanos y estar en casa era un placer".

Alguien conservador en lo que respecta a las costumbres familiares diría que en la vida de Lali todo es "demasiado y muy pronto". Pero esa es su realidad y es irreversible. De hecho, ella misma califica a su infancia y adolescencia como "muy raras". La tele hizo que su vida fuera absolutamente distinta que la de sus compañeros de colegio.

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