El unitario de Pol-ka, Para vestir santos , tiene la curiosidad de que tres de los protagonistas empezaron su carrera artística en la edad en que es más común jugar a las muñecas que hacer de otro frente a cámaras. A la precoz Gabriela Toscano se le suma Gloria Carrá, que en 1983 formó parte de Señorita m aestra (para sumar coincidencias, la primera había formado parte de una versión anterior de la historia de Abel Santa Cruz, Jacinta Pichimahuida, a los 10 años) y Celeste Cid, que en 1997 debutó en Chiquititas a los 13 años.
Encontrar famosos que empezaron su carrera de pequeños y la continuaron de adultos no era una cuestión común en los años 60. Por ese entonces, Andrea Del Boca tenía prácticamente el monopolio de la actuación infantil: hizo su bautismo de cámaras cuando tenía sólo cuatro meses, época en la que apareció como un bebe varón en una telenovela. Pero su debut oficial fue a fines de los 60, con sólo cuatro años, en la novela Nuestra galleguita. La fama le llegó con su participación en la telenovela Papá corazón , en 1973, junto a Laura Bove y Norberto Suárez, y no la abandonó hasta nuestros días.
Pero la cantera de talentos que debilitó la exclusividad de la actual protagonista de Alguien que me quiera fue, por aquel entonces, la mencionada Jacinta Pichimahuida . De allí salieron Toscano, María Valenzuela y Pablo Codevilla. Este último, gerente de programación de El Trece, luego de su participación en la novela de Santa Cruz, se convirtió en una figurita infaltable en las telenovelas de Alberto Migré y de María Herminia Avellaneda, cosa que también le pasó a María Valenzuela y que, en el caso de ella, se extendió hasta la vida adulta (su más reciente protagónico fue Son de Fierro ).
Otros chicos que fueron famosos por aquella época son Marcelo Marcote y Claudio María Domínguez. El primero, luego de ser estrella infantil de varios programas exitosos, se retiró de la actuación, estudió medicina y hoy es un pediatra de renombre. Domínguez, por su parte, fue la estrella de Odol pregunta , a principios de los 70, donde ganó contestando sobre mitología griega. Luego, en los 80, el ex niño prodigio participó de La máquina de mirar , un programa de interés general que conducía Cacho Fontana, y en los 90 escribió La marca del deseo , un unitario de alto contenido erótico. Actualmente, conduce los domingos, por C5N, un programa de autoayuda espiritual, Hacete cargo .
La segunda cantera de talentos infantiles fueron las sucesivas versiones de Chiquititas . De allí salió la citada Celeste Cid, quien luego creció en su profesión con otro producto de Cris Morena, Verano del 98, y consiguió su consagración en el protagónico de Resistiré , junto con Pablo Echarri. Pero el semillero de ese ciclo infantil también incluye, entre otras, a figuras como Benjamín Rojas, Felipe Colombo, Camila Bordonaba y Luisana Lopilato. Estos cuatro nombres integraban el grupo musical Erreway, que surgió de la tira juvenil Rebelde Way , programa que tuvo mucho éxito aquí, pero también en toda América latina, en varios países de Europa y en Medio Oriente.
Por su parte, el éxito de Erreway traspasó la pantalla televisiva con los tres discos que el grupo sacó a la venta ( Señales , en 2002; Tiempo , en 2003, y Memoria , en 2004) y un cuarto recopilatorio que se editó en España en 2006, trabajos que superaron las 100.000 copias vendidas en cada caso. Estos números muestran que cuando los chicos crecen, su fama y el negocio que generan, también.
Ricardo Marín
LA NACION
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