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jueves, 17 de junio de 2010

"Me gusta vivir mi propio cuento, pero sabiendo que existe otra realidad"


Florencia Otero se despide de Despertar de primavera. Pero no se queda quieta: mientras presenta un espectáculo musical junto a Germán Tripel, se prepara para filmar y reponer una moderna relectura de Franz Kafka.      



Por Pablo Lancone

Con apenas 20 años es una de las referentes de la comedia musical argentina. Debutó a los 10 con un papel de reparto en Los miserables, pasó por programas como Frecuencia 04 y Paraíso Rock, y ganó reconocimiento por su interpretación en las puestas locales de Rent y Hedwig and the angry inch. Desde mediados de marzo, protagoniza Despertar de primavera junto a Fernando Dente en el teatro Astral. A punto de despedirse de la puesta que hizo furor en el Off-Broadway, Florencia Otero cuenta para NuestrosActores qué significa en su vida la música y la actuación, y repasa los proyectos que la esperan de aquí en adelante.

—¿Cómo te llega la propuesta de protagonizar Despertar de primavera?

—En verdad la propuesta la fui a buscar yo. Me enteré de las audiciones y me anoté por mail, tenías que mandar tu curriculum en una página, y según tu experiencia te llamaban. Quedé directamente para las audiciones cerradas, porque ya había trabajado en musicales, pero igualmente había mucha gente. Hice como cinco pruebas de actuación, canto y baile, pero también todo lo que es el physique du rol. Estuvo bueno porque no fue sólo ir y hacer la gracia, sino que hubo como un trabajo mucho más profundo sobre los personajes.

—¿Qué te sedujo de la obra?

—Lo primero que conocí de la obra fue la música, porque cuando estaba con poco trabajo empecé a asistir a una escuela de comedia musical y ahí la profesora enseñaba los temas de Despertar…. Como veía que a los alumnos les encantaba, empecé a ver de qué se trataba. No sabía que era una comedia musical. Leí el libro de Frank Wedekind y después para la época de las audiciones vi el espectáculo. Me pareció una mirada super interesante. La obra es muy dramática y acá la música no aliviana el guión, como sucede en otros musicales. Lamentablemente, muchos de los temas que toca el autor siguen vigentes hasta hoy en todo el mundo.

—No es un musical típico...—No. De todos modos, algunos de los que vienen a ver la obra salen diciendo que la historia es fuerte, pero la toman como un cuento que no existe. De todas formas no está bueno subestimar al público, porque también están los que vienen, la ven, la disfrutan mucho y entienden desde dónde está planteada. Si venís a buscar entretenimiento, quizás no te entretenga mucho porque la historia tiene algo para decirte. Siempre hablábamos con el director (Ariel Del Mastro) que el teatro es para irse transformado, en cualquier sentido, no necesariamente porque te vas llorando o riendo. Pero sí irte con algo diferente, y me parece que esta obra lo logra.

—¿Cómo definirías a Wendla, tu personaje?
—Ella es una chica muy inocente pero a la vez con muchas curiosidades y preguntas a las que no tiene respuesta. El cuento que le cuentan en su casa no le sirve como herramienta para su vida. Y no porque la mamá sea mala. No se muestran a los adultos como malos, sino como en verdad que no saben serlo. Entonces Wendla sale a buscar y ahí es donde se encuentra con la vida, con la realidad y con que a otra gente le pasa lo mismo. Y por ahí conoce a sus amigas, quienes tienen esa problemática que le pegan en la casa; y conoce a Melchior, con quien tiene su primera vez y puede explorar todos esos sentimientos que tenía guardados y todavía no se habían despertado. Por el simple hecho de no tener toda esa información, y sentir, termina como termina...

—¿Hay algún punto de contacto entre Wendla y tu adolescencia?

—Si, se parece mucho con mi adolescencia, que no está lejos. Por ejemplo, el no poder "hablar" con mi familia. Yo, al igual que ella, también era muy inocente, en el sentido de creer en la gente, de creerme los cuentitos, de mirar Chiquititas y querer ser huérfana porque era hermoso vivir en ese lugar. Vivía en una burbuja. Y lo sigo haciendo, porque me gusta vivir mi propio cuento, pero sabiendo que existe esa otra realidad. Pero también siempre fui como muy curiosa.

—¿Cuándo decidiste que querías ser actriz?
—Creo que pasó, no sé si lo decidí. Siempre admiré mucho a mi hermana Marisol, y la iba a ver a todas las obras que hacía. Todos mis hermanos son músicos y a mi de alguna manera me sucedió. Quizás también hubo un poco la rebeldía por cómo eran en mi casa, que querían que fuésemos abogados o doctores. Un día mi hermana me escuchó cantar y me llevó a una audición, quedé entre tres mil nenas y ahí empezó todo. Y se fue dando. Tuve el apoyo de mis papás que me llevaban a todos lados y se comían todos los castings pero me cuidaban un montón, también para seguir un perfil y no irme para otro lado. Tenía nueve años y era un aparato. Después me fui metiendo en el tema de la actuación, porque me gusta hacer de otras personas. Y apareció la comedia musical donde puedo darme el gusto de cantar e interpretar actuando. Pero también me encanta la obra de texto y cantar con mi banda. Las cosas por separado también me gustan.

—¿Qué personaje soñás hacer?
Tantos... Mi primera comedia musical fue Los miserables, donde hice de pequeña Cossette y pequeña Éponine. Admiraba mucho a Pili Artaza, que hacía de Éponine adulta, y deseaba hacer ese personaje. Sueño con eso. Si vuelve la obra, doy la vida por ser ella. Pero también hay un montón de obras que me encantaría interpretar. La novicia rebelde, Hechizada, Sunset Boulevard, son piezas que por ahí cuando sea un poco más grande me gustaría hacer.

—¿A cuál de las "criaturas" que interpretaste le guardas un afecto más especial?
Mimí en Rent es la que me dio todo. Era una drogadicta de mala vida, un personaje que me encantó hacer. Además en esa puesta conocí a mi novio, Germán Tripel, y fue como un cuento dentro de una historia que era súper oscura. Yo venía de hacer Disney y era un cambio muy importante para mí, era como salir de ese lugar en el que la gente está acostumbra a verte. Y personalmente, siento que pasé a convertirme en adulta porque me fui a vivir sola y comencé a llevar una vida de persona "grande". Fue muy fuerte, un momento muy importante para mi. Quizás también por eso está ahí, atesorado.

—¿Qué significa la música en tu vida?
La música para mi es sanadora. No digo que es una terapia, pero es algo que me hace feliz. Creo que no podría vivir sin hacer ésto. Es lo que me hace ser quien soy, y eso no lo cambio por nada.

—¿Tenés proyectos para cuando termines Despertar…?
En septiembre empiezo a filmar una película con Jazmín Stuart, dirigida por Juan Pablo Martínez. Ahi voy a hacer un personaje medio parecido a Mimí, así que vuelvo para ese lado. Como actriz lo necesitaba un poco, porque mucha adolescencia a veces medio que te lleva a retroceder. Después retomo La metamorfosis, una obra que hice durante 2007 y que se repone en el teatro Apolo, en septiembre también. Y mientras tanto vamos a estar con Germán haciendo Confusiona2, todos los viernes en las trasnoches del Velma Café. 

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